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Me levanté con esa sensación de que ya era hora de terminar lo que hace mucho tiempo que terminó, por lo que le mandé este mensaje:
Yo: ¡Hola! Todavía tengo mucha ropa tuya aquí. ¿Qué quieres que haga con ella? ¿Quieres que te la envíe?
Él: ¡Hola, N! Si es un problema para ti, entonces no me la mandes. Gracias por preguntarme, lo aprecio mucho.
Siempre me deja tres opciones:
A.- Tirarla a la basura (Ésta es la que más desahoga, pero sería un momento efímero)
B.- Enviársela (No, ésta no, que me saldría unos 300 euros y no se ha ofrecido a pagar el transporte. Descartada)
C.- Empaquetarla y regalarla.
La opción C no tiene ningún "pero". Lo tengo claro.