sábado, 5 de septiembre de 2009

El muro de las sonrisas


Cuando el amor se acaba, se marchita, se te vuelve amarillo... no hay remedio... sólo te queda la sonrisa.

Cuando te sientes sola entre sus brazos y tu piel es frontera y no te brota el llanto... sólo te queda la sonrisa.

Cuando el canto se oxida y el paisaje, y todo lo vivido es un espectro, tu único refugio... es la sonrisa.

La sonrisa es como un muro cerrado, impenetrable, sin ayeres, sin hoy, y sin mañanas, donde todos los sueños tristes se estrellan y resucitan... amigables.
Pequeña aclaración: Dos amigos que han leído esto, han entendido que me refería a una sonrisa falsa, a una mueca de dolor.
No es así, todo lo contrario. Siento no haberlo explicado mejor, pero me refería a que siempre en la sonrisa encuentro el refugio añorado cuando las cosas no van lo bien que quisiera. Me aisla y al mismo tiempo me hace revivir, me hace ver que siempre queda más por disfrutar y sobre todo con la mejor de las sonrisas... saboreándolo. Cuando sonrío lo hago siempre de corazón, y es ese momento mágico en el que lo malo no puede traspasar el muro.